Qué tiene el campo de Tarazona, que en lugar de amedrentarnos -y los datos numéricos así dicen que debería ser-, nos hace crecer, y dar todo lo que tenemos adentro. Es verdad que todavía no hemos ganado allí, pero cada vez que me pongo a recordar un partido del que me sienta orgulloso, aparece en mi memoria el campo a pies del moncayo.
Y el del sábado no iba a ser menos, empezaba con todos los ingredientes necesarios, viaje a Tarazona, bajas de última hora, equipo justo, jugadores colocados en puestos a los que no están acostumbrados, un sólo cambio que a la postre tuvo que entrar en los albores del encuentro a causa de la primera baja de la batalla, y un inicio nada alentador: primer ensayo, tras robarnos el balón en un placaje alto que debería haber significado la expulsión definitiva de un jugador (cómo habría cambiado el cuento). En ese momento abrieron la caja, descubrieron nuestra debilidad. Había 2 jugadores en la 3/4 que pertenecían a la delantera, y consiguieron llevar el juego por velocidad a nuestra zona de marca hasta 4 veces.
Pero ahí es donde este equipo levanta la cabeza y decide que ya está bien de lamentarse. Nos pusimos el mono de trabajo, y enseguida conseguimos llevar el juego donde siempre debió estar, en la delantera, jugando fases y más fases, y tras un buen maul y al menos 5 fases de pick and go, el primer ensayo subió a nuestro casillero. Esto nos recargó las pilas, y no tardaría en llegar otro ensayo de la misma factura, así que llegamos al descanso con la moral por las nubes, y convencidos de que era nuestro día. En la segunda parte, el Tarazona refrescó todos los cambios que el reglamento le permite, pero eso no le dio la superioridad necesaria, ya que en esos momentos no nos llevaban nuestros músculos, sino nuestro corazón. La permisividad del árbitro en los rucks, y en ocasiones un exceso de relajación (o búsqueda de aliento) por nuestra parte, hizo que la veteranía de algunos turiasonenses nos levantara algún balón en su 22. De todas formas jugamos una segunda mitad un tú a tú que se decidió por dos jugadas aisladas en las que el bote del maldito oval no nos benefició. Todavía dio tiempo a anotar otro ensayo por medio de un delantero convertido ese día en centro.
Lo más importante, que salió lo que hemos trabajado estos días: no regalamos balones, ni tuvimos prisa, aunque jugamos rápido. Ahora toca centrarse en el siguiente encuentro, el Ejea no nos pondrá las cosas fáciles.
Gracias a todos, partidos como este hacen que valga la pena el esfuerzo.